lunes, 9 de febrero de 2009

LA CRISIS

En mi modesta opinión, esta crisis globalizada, pero de especial crudeza y con importantes consecuencas en España y sin embargo menor repercusión en otros países de nuestro entorno, no hace sino desvelar que aunque durante los últimos años nos hayan estado intentando convencer de que este país estaba entre la élite económica mundial, más allá de esta ficticia realidad creada cual "Matrix" o "Show de Truman" se tratara, España sigue siendo un país en vías de desarrollo, por no decir subdesarrollado en múltiples aspectos.

España ha estado durante los últimos años, económicamente hablando, sustentada sobre una pobre mecánica de polvo y paja llamada boom inmobiliario y por extensión, pelotazo urbanístico. Un motor débil y de vida limitada, que por su propia concepción, debía hacer presagiar que tras un gran y alto repunte, vendría una dura caída en picado. Por otro lado, el sector servicios y el turismo como combustible para que un país funcione, avance y adelante... es como alimentar un fórmula 1 con biodiesel, que lo moverá pero lejos de hacerlo ganador, se verá superado por todos los demás.

Este país, a diferencia de otros como Alemania, Francia, R. Unido, los paises centroeuropeos y nórdicos, EE.UU, Japón y otros, adolece, ya desde hace lustros, de una marcada falta de propulsión industrial, comercial, de creación e innovación, de I+D, de una educación de calidad, de unos sindicatos imparciales, activos y comprometidos, de una burocracia administrativa y jurídica rápida y eficaz, de la formación contínua y la adecuada aplicación del capital humano, de incentivos empresariales y del espíritu combativo, bien entendido, que hace siglos nos hicieron ser el imperio que marcaba el rumbo del mundo.

Un frágil tejido industrial principalmente orientado al consumo nacional, cuando no, determinado por las conveniencias y designios de grandes grupos multinacionales, junto con una total desidia sobre la importancia de una buena y amplia formación profesional y creación de mano de obra cualificada, en pro del exagerado balance hacia la ocupación no productiva y de servicios, vienen a convertir en un cáncer curable la enfermedad que impide que este país se mueva al ritmo que la carrera de la economía mundial marca. Siempre vamos o un paso por delante durante unos metros o tres por detrás durante buena parte de la carrera, pero nunca al mismo ritmo.

Es evidente que el innecesariamente sobredimensionado sector público, de poca o nula productividad, ayuda sobremanera al establecimiento y mantenimiento de la clase política de turno y de hecho, ha sido cómplice de la especulación urbanística que fué alimentando a base de ladrillos nuestra economía durante los últimos años. Desde funcionarios, hasta altos cargos, pasando por los distintos puestos de responsabilidad de ayuntamientos, diputaciones, comunidades, etc... No le echemos toda la culpa exclusiva y principalmente a los constructores o a los banqueros, que al fin y al cabo son solo parte de los ingredientes que adornaron la tarta, llevándose eso sí buena parte de la misma y recibiendo ahora todas las atenciones "en beneficio de los ciudadanos" con las que el gobierno los quiere endulzar. Un golpe de efecto del que no veremos consecuencas inmediatas pero que en su momento, quizás dentro de 3 años, rondando las nuevas elecciones, dará los frutos esperados por quienes lo han promovido con dinero de todos.

He aquí otro de nuestros problemas endémicos: la gestión de este dinero público. La visión del político medio español, normalmente con más determinación por la idea de ganar dinero de forma rápida y fácil que por convicciones políticas o vocación, ha desarrollado un modelo tanto microeconómico como macroeconómico que permite sin el suficiente control, que se pueda disolver y desplazar buena parte del dinero de nuestros impuestos, que debería servir para el desarrollo, para infraestructuras, para ofrecer buenos servicios, para el apoyo empresarial y para la creación de riqueza y empleo, hacia comisiones, subvenciones, sueldos millonarios, creación de nuevos e inútiles entes y organismos públicos y sacos rotos con dudosos destinos.

La alarmante falta de control de entrada de inmigrantes, en un momento puntual interesante e interesada, pero con irremediables "daños colaterales", los tremendos gastos supérfluos de buena parte de la clase política, la innecesaria y prescincible creación de nuevos ministerios, con todo el staff y recursos monetarios que cada uno implica, por no hablar de asesores de incógnito, la descompensada y desigual distribución de estos recursos sobre las distintas y cada vez más divididas comunidades autónomas, en pro de intereses socio-políticos y económicos, el desaprovechamiento de los recursos naturales y del capital humano, la dependencia energética, el negativo balance importaciones-exportaciones y otros aspectos comentados más arriba, como la nula existencia de verdaderos sindicatos activos, imparciales, responsables y no subvencionados (donde está la huelga general que ya con cerca de 4 millones de parados sería más que coherente, ahora sí, necesaria?) no hacen sino agudizar aquí una crisis que proclaman y venden como pasajera y global, pero que aunque más tarde que temprano marche, más por inercia que por soluciones aplicadas, tendrá un certero viaje de retorno.

Sintomático, por no decir causa-efecto, es ver cómo la meta de muchos de nuestros estudiantes, cada vez peor preparados y más analfabetizados, menos volcados por la formación profesional hacia la mano de obra cualificada y deteriorados por este nefasto invento llamado LOGSE, es llegar a ser... funcionarios!

No es extraño por tanto que al preguntarnos qué conocen de nuestro país aquellos otros de nuestro entorno, lleguemos a la conclusión de que nuestro principal invento y aportación al mundo es la siesta y que seamos conocidos por la marcha de Ibiza, los botellones y la juerga callejera, el sol, los toros... y el Real Madrid. Aún les falta saber que somos excesivamente conformistas, fácilmente manipulables y si me permiten, muy hipócritas y egoístas. Tendrían que pasar más días en Benidorm para averiguarlo.

Toda esta "red de mentiras" que ha tejido el gobierno, con estas supuestas ayudas mediante créditos bancarios, que finalmente no ofrecen al particular ni empresario (financiando bancos y cajas con nuestro dinero, habiendo obtenido resultados positivos millonarios también con nuestro dinero),  supuestas facilidades hipotecarias que los bancos te niegan aunque cumplas los requisitos, ayudas a través del ICO, que tampoco ha llegado a ver casi ninguna PYME ni autónomo, los supuestos puestos de trabajo que generarán las próximas inversiones públicas mediante el dinero concecido a los ayuntamientos, generalmente para obras de 3-6 meses que requieren poco personal y en su mayoría de dudosa utilidad y necesidad... revelan la absoluta incompetencia e ineficacia de este gobierno para manejar el presente y el futuro de un país que nuevamente, una vez más, están arruinando.

Más de 3.200.000 parados a fecha de hoy, sin contar con las miles de personas en situación de desempleo que por estar recibiendo cursos formativos no computan en esta estadística, las decenas de miles de liberados sindicales que cobran sin trabajar, sin producir y los numerosos "puestos de trabajo" que quedan fuera del sistema tributario y de la seguridad social (en lo que viene a llamarse economía sumergida), son una carga insostenible para nuestra vulnerable economía.

Esperemos que esta crisis sirva para dar un toque de atención sobre nuestras debilidades y carencias, sobre nuestras posibles fortalezas que se deberían potenciar, sobre nuestras posibilidades reales y los objetivos para conseguirlo y superarnos. Pero mucho me temo que nuestros políticos seguirán echando culpas a Bush, Aznar y Franco y empeñados mientras en hacer de este país, con nuestra complicidad, la gran hucha donde cualquiera puede meter la mano...

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