Aquí huele a muerto (Pues yo no he sido)

Estamos haciendo de España un país de risa. Una comedia negra repleta de protagonistas frikis de toda índole y procedencia. Aparte del elenco de seres bípedos, digamos que poco productivos, que se pasean por distintos platós de televisión y que se mueven a sus anchas ante el balar de los poco exigentes espectadores patrios en estos programas del "mande un sms al 6666 con la palabra AR y métase con quien quiera por el módico precio de 1,99 euros/mensaje", el tema se agudiza y agrava con la nueva (y no tan nueva) ola de comunicadores, presentadores, colaboradores, tertulianos y otros mamarrachos varios. Una epidemia que se extiende a los medios escritos, radio, diarios de internet, conferencias, ponencias, mítines e incluso espectáculos varios, desde los Goya hasta un concierto de cualquier reivindicador progre (y millonario) de los del "No a la guerra" en la frente pero "Sí al atraco de la SGAE" en el bolsillo.Hablamos del esperpento y la picaresca actualizados; antaños géneros que han conseguido rescatar distintos personajes públicos hasta llevarlos al surrealismo, pero sin la gracia, el arte preciso y la profunda critica social del Valle-Inclán de Luces de Bohemía o el carácter moralizante y satírico de Lazarillo de Tormes. Más bien acercándose a la escritura automática de André Breton. El propio poeta francés lo definió como "Automatismo psíquico puro, por cuyo medio se intenta expresar, verbalmente, por escrito o de cualquier otro modo, el funcionamiento real del pensamiento. Es un dictado del pensamiento, sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda preocupación estética o moral."Gran exponente del surrealismo periodístico es sin duda el siempre imparcial informador Iñaki Gabilondo, especialista en retorcer la realidad hasta extremos imposibles y defender lo indefendible hasta acomodarlo a su pensamiento, intereses o paranoias. Capaz de hacer de Bambi un ser despreciable y de subir al altar de la inocencia a cualquier dictador amigo de sus amigos.

No sería dificil encontrar en los rincones de Cuatro, C+, la Ser y El País, "informadores" de esta realidad pintada del color que políticamente se dicte. Pero en esta particular y peculiar "Alicia en el país de las maravillas", donde las cosas no pasan porque ocurren, sino porque han de parecer que ocurren, estos maestros del esperpento surrealista no están solos. Como si de un antiguo castillo aislado e inexpugnable, rodeado de murallas y fosas de agua se tratara, ahora han añadido más cocodrilos al agua, para persuadir que nadie pueda entrar y descubrir sus secretos; un interior gobernado por un principe valiente y heróico, debiéndonos defender de los intrusos que pretenden romper esta paz, este bienestar y esta libertad. Para ello, hicieron millonario y propietario de una TV (¿privada?) a un amigo progre, un quinto elemento que con un cuarto protocolo (con adjudicación de dudosa oportunidad, necesidad y transparencia...) les ayudará a difundir la séptima profecía del profeta ZP. La sexta, donde pudieron dar cobijo a personajes como Buenafuente, Gran Wyoming, etc... se vió apoyada por el lanzamiento de otros varios medios escritos, como por ejemplo Público, ADN... varias concesiones para nuevas emisoras de radio de pensamiento y difusión progre y retirada de concesiones a otras que no comulgaran con los dictados del poder, como COPE.

Todo un entramado engordado por otras empresas de comunicación, de publicidad, productoras... todas afines al poder, cuando no propiedad de familiares, ex políticos del partido y amigos.  Todo con el mismo fin que han perseguido siempre,  que tan buenos resultados les dan y que tan bien saben manejar: satirizar y ensuciar al adversario, crear cortinas de humo ante los problemas, ocultar los puntos negros de la realidad el máximo tiempo y al máximo número posible de receptores y explotar y exagerar todo lo posible los pocos logros que se puedan conseguir. Capaces de hacer de héroes, villanos si una llamada lo pide o de la corrupción un desliz menor, perdonable y aislado aunque tengan de protagonistas a los 400.